"Besos
que vienen riendo, luego llorando se van, y en ellos se va la vida, que nunca
más volverá". Así hablaba Miguel de Unamuno del desamor. Pero aunque a
veces parezca que ahogue o apriete demasiado, dicen que de amor ya no se muere.
Que todos, y hasta en las peores condiciones posibles, podemos superar una
ruptura sentimental, sólo hay que aceptarlo, y decidir empezar de nuevo.
Patricia
Ramírez Loeffler, psicóloga especialista en deporte de alto rendimiento,
trastornos de ansiedad y parejas, dedica un capítulo de su último libro, ¿Por
qué ellos sueñan con ser futbolistas y ellas princesas? (Espasa), a hablar del
desamor. Asegura que el dolor no es proporcional a los años de relación, sino
que tiene ver con otros factores como el grado de enamoramiento, complicidad y
adoración hacia la otra persona, y con los recursos y experiencias que uno
tenga. Es decir, si alguien ya ha pasado por una situación similar, sabe que la
vida sigue: tengo familia, tengo amigos y recursos suficientes para poder
superarlo.
Fases de
una ruptura
Las fases
de una ruptura, con sus matices y distancias, según los expertos, son similares
a las de un duelo. "En ocasiones, es incluso más doloroso pues cuando
alguien muere, la carpeta se cierra, mientras que en la ruptura sabes que la
persona está ahí, pero que ya no quiere estar contigo", sostiene Ramírez.
Algunos
autores y manuales hablan hasta de cinco fases. Ana Sierra, psicóloga y
terapeuta sexual y de pareja, explica qué sucede en cada una de ellas.
"Una primera fase sería la de negación, donde no aceptamos que la relación
se haya terminado, y tenemos todavía esperanza de poder recuperar a esa
persona. La segunda, sería la de enfado, rabia e ira, en la que se buscan las
razones de lo ocurrido, tanto en ti (qué habré hecho mal) como en la otra
persona. Después, vendría la fase de negociación, en la cual empiezas ya a
buscar soluciones. La cuarta abarca un periodo donde se experimenta la tristeza
y el dolor en sí, y se quiere llorar ese dolor. Y por último, viene la de
aceptación, en la cual se asume lo que ha pasado". Algunos autores exponen
también una sexta fase: la asimilación. En ella, todo está superado, asimilado,
y puedes hablar de ello sin emocionarte.
Según los
manuales de Psiquiatría o Psicología, menciona Ramírez, efectivamente hay un
tiempo de duelo que puede durar hasta dos años, pero realmente, ese tiempo es
muy relativo y personal. Sin embargo, "tú puedes adelantar ese proceso,
manteniendo una actitud activa y no dejando que lo sucedido bloquee tu
vida". Y si es necesario, pedir ayuda profesional, agrega Sierra, y cuanto
antes, mejor.
La clave
está, sobre todo, en aceptar la situación, en reconocer que la historia ha
terminado y saber poner el punto final. No fijes tu objetivo en recuperar, dice
Ramírez, sino en aceptar: "No supliques amor a la otra persona, no pidas
amor a quien ya no quiere estar contigo" porque, "las parejas son
para disfrutarse, no para sufrir", asegura tajante.
"La
ruptura sentimental es uno de los acontecimientos más estresantes, de cambio,
que vivimos", afirma Juan Macías, psicólogo y especializado en terapia de
parejas. Tal es así que, según un estudio sobre verbalizaciones, El significado
psicológico de una ruptura de pareja significativa en jóvenes universitarios
(Psicología Iberoamericana, vol. 20, núm. 2, julio-diciembre, 2012), revela que
este acontecimiento suele ser un evento esencialmente, asociado con
sentimientos y emociones negativas. De hecho, expone el experto, de las 176
palabras utilizadas por la muestra del estudio, sólo 20 se podrían considerar
positivas. Tales como aceptación, resignación, aprendizaje, seguimiento,
respeto y crecimiento. Y la mayoría, "aluden a una recuperación, lo cual
indica la necesidad de atravesar por un proceso de duelo y así poder alcanzar
un crecimiento personal", indica.
En el
otro extremo, están las personas que dejan a sus parejas, aquellas que deciden
cortar la relación. Ellas también sufren, ya que han dejado a alguien a quien
querían mucho y no querían hacer daño. En este caso, explica Sierra, lo que
habría que trabajar es el sentimiento de culpa, la autoestima y el desapego
porque cada uno ha de responsabilizarse de su dolor, y de cómo lo vive:
"No por evitar un dolor ajeno tengo que hacérmelo a mí, por ejemplo,
siguiendo con una relación que no deseo". En otros casos, donde la ruptura
es de mutuo acuerdo, el dolor se vive de forma diferente y está mucho más
repartido. Es importante, añade Macías, las formas y los plazos para llevar
acabo la ruptura. En general, es más complicado cuando la ruptura es algo
brusco y una de las partes no espera que suceda. Por ejemplo, hay parejas que
se dan un tiempo, un respiro, o segundas y tercera oportunidades, con lo que en
estos casos, la ruptura definitiva no te pilla tan de sorpresa, porque ya hay
indicios que sugieren que puede tener cabida.
Claves
para superarlo
Los
conflictos de pareja y las rupturas están cada vez más presentes en las consultas
españolas. "Lo que más trato son trastornos de ansiedad y problemas de
parejas. Veo a mucha gente sufrir por temas de desamor, de manera muy honda y
profunda", confiesa Ramírez.
En estas
terapias, "lo que yo hago es trabajar sobre todo con las creencias y el
control de estímulos", declara Sierra. Es decir, hay que controlar lo que
nos hace avivar la llama del dolor. Hay que parar y controlar las cosas que nos
recuerdan a esa persona, por ejemplo: no torturarte una y otra vez con esa
canción. Y por supuesto, hay que trabajar y recomponer la autoestima dañada.
Pero,
¿cuáles son las claves para querer volver de nuevo a recuperar tu vida? Lo
primero es desterrar el viejo refrán de que una mancha de mora con otra se
quita, porque lo mejor, indica Sierra, no es buscar cuanto antes una pareja, ya
que en ese caso estarías sustituyendo el afecto que falta y puede generar una
cierta dependencia.
El
objetivo, añade Ramírez, no es el de enamorarse otra vez, sino el de saber
vivir contigo mismo, saber disfrutar y saber sentirse bien. "Si tú quieres
tener una pareja, lucha por ello, pero sal, conoce gente, vístete de forma
diferente, aumenta tu grupo de amigos y de actividades... Eso no quita para que
en el tiempo de transición entre una pareja y otra aprendas y sepas disfrutar
de ti mismo". Además, advierte que "si te obsesionas mucho en buscar
pareja, será tu principal barrera: echas toda tu energía en esa búsqueda y
dejas escapar cosas que están pasando a tu alrededor".
Lo
fundamental, aconseja esta experta, es atreverse a hacer cosas que antes no
hacías (prueba, por ejemplo, ir al cine tú solo y experimenta que puede ser
algo muy positivo) aumenta tus fuentes de bienestar, date caprichos, invierte
tiempo en ti. Otro aspecto importante es apoyarse en la gente que te quiere,
pero sin monopolizar toda la conversación en la ruptura porque acabarías
cansando.
En
definitiva, la clave consiste en que "a pesar del sufrimiento sigas
activo, hagas cosas, no te quedes viendo la vida pasar. No se trata de ser un
superhombre o una supermujer, simplemente poner de tu parte para que el dolor
desaparezca cuanto antes", concluye Ramírez.
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