¿La felicidad
es una elección que se puede hacer en cualquier momento?. ¿Los pensamientos son
los que hacen que una persona se sienta feliz o desgraciada, o ello solo
depende de las circunstancias por las que atraviesa?. Desde México y en una
entrevista con Infobae, Fernando Menéndez -psicólogo y psicoterapeuta
psico-corporal- explicó la importancia de enfocarse en uno y de entender que la
felicidad no está afuera, ni al lado de otra persona: la felicidad está dentro
de cada persona.
"Todos
decimos que buscamos la felicidad, pero ¿estamos buscando en el lugar
correcto?. Vivimos en
una realidad en la que existen momentos de dolor y momentos de placer, y sucede
que los primeros tratamos de evitarlos, y a los segundos nos apegamos, no
queremos que acaben", explicó Menéndez. "En mi práctica profesional
como psicoterapeuta, constato día a día cómo vivimos alienados de nosotros
mismos y de lo que sentimos, dándole preponderancia a nuestras fantasías, a
nuestras ilusiones, a lo que nos gustaría llegar a ser y no somos... esto
acompañado de desilusión, frustración, ganas de cambiar y controlar lo que
sucede, pero no aceptando y abrazando lo que somos, en dónde estamos, con
quién estamos, el aquí-ahora, que es en donde están nuestras lecciones de
vida", sostuvo Menéndez.
"Vivimos
en una sociedad contaminada de propaganda, excesos, estímulos que invitan al
consumo, a lo externo, a lo inalcanzable; buscamos el placer inmediato, pero
esto trae un sentimiento de vacío constante, y andamos entre la necesidad de
llenar ese vacío con experiencias de gratificación inmediata y volver a
sentirnos vacíos otra vez, sin encontrar la solución", afirmó el
entrevistado, quien a continuación brindó los 10 consejos para buscar a la
felicidad en el lugar adecuado:
1- Reconocer
que la felicidad no se encuentra fuera de ti, sino dentro de ti. Desde pequeños nos entrenan a buscar afuera la
felicidad, y esto genera que esté condicionada a las circunstancias externas,
las que están fuera de nuestro control, generando frustración, en lugar de
buscarla dentro de nosotros mismos.
2- Regresar
al aquí y ahora. Hacemos todo
lo posible por distraernos del momento presente: usamos los medios masivos
(televisión, internet, redes sociales...) buscando darle sentido a nuestra
experiencia, y nos cuesta trabajo simplemente estar presentes en nosotros
aceptando lo que hay. Vivimos constantemente preocupados por circunstancias que
no podemos cambiar, e incluso, por experiencias que ya son del pasado, en lugar
de vivir lo que hay en el aquí y ahora. Si logramos permanecer en el aquí y ahora,
esto nos va a llevar a vivir con mayor plenitud, disfrutando los momentos de
gozo y aprendiendo de los difíciles.
3- Aceptar la
experiencia como viene, sin querer cambiarla o modificarla. Constantemente juzgamos nuestra
experiencia y la de los demás, queriendo que ciertas cosas que nos causan gozo
o placer perduren y otras que nos causan dolor de algún tipo, cambien, no
permanezcan. Esto provoca que no podamos aprender de la experiencia de cada
momento.
4- Dar vida a
los propios sueños. La vida es experiencia;
no dejes que tu vida corra sólo por tu mente, y que tus sueños se mantengan
siendo sueños, ¡atrévete a actuar!; lo único que hay que perder es la idea que
te has creado de las cosas, expande tus horizontes.
5- Aceptar
versus controlar. Buscar
controlar nos mantiene esclavos de eso que queremos controlar, ya sean
emociones, pensamientos o impulsos internos, o bien, pueden ser situaciones
externas o personas cercanas. Queremos controlar a partir de la fantasía de que
podemos cambiar o modificar lo que sucede dentro o fuera de nosotros, y eso
genera tensión y estrés. En cambio la aceptación nos lleva a una reconciliación
con lo que hay, dentro y fuera; es hacer la paz con lo que hay y permitir la
experiencia en su totalidad, lo cual nos devuelve a la armonía.
6- Soltar la
auto-importancia. La
auto-importancia es nuestro peor enemigo: pasamos la vida sintiéndonos
ofendidos por los actos de los demás, tomando todo lo que sucede de manera
personal. ¡Suelta la auto-importancia! Haz lo mejor que puedas a cada momento y
no le des importancia. Los éxitos y los fracasos externos tienen tanta
importancia como tú se la des, es una fantasía; nosotros decidimos a qué le
damos valor, y ciertamente, si le das mucha importancia a tus fracasos vas a
ser infeliz.
7- Encontrar
un espacio para estar con uno mismo. Suelta el miedo a estar solo, piensa en lo que te gusta hacer y atrévete a
hacerlo. Ábrete a la posibilidad de disfrutar quien eres y lo que te gusta
hacer, sin depender de nada ni de nadie.
8- Observar
los miedos propios, pero no dejar que te limiten. Todos tenemos una historia personal y
miedos relacionados a esta. Al reconocer tus miedos, trata de observar lo
irracional de los mismos, reconoce cómo te limitan y déjate sentirlos; no
quieras controlarlos, ni pretendas hacer que no están o no existen: la forma de
integrarlos va a ser dejarte sentirlos sin juicio. En tu experiencia diaria,
trata de no darles un valor agregado, reconócelos y sigue adelante.
9- No usar
excusas, reconocer lo que uno hizo sin juzgarlo. La madurez se mide por la voluntad de
hacerte responsable de tus acciones, sin excusarlas, ya que has hecho lo mejor
posible para cada situación. La inmadurez implica tener que dar excusas por tus
acciones, tratando de convencer al otro y a ti mismo que hiciste lo correcto,
cuando en el fondo sabes que no fue así. La excusa es el refugio de la
auto-indulgencia.
10- Enfocarse
en el SER en lugar de en el TENER. Ya en el siglo pasado, Erich Fromm había expresado la tesis de que en la
sociedad industrial en que vivimos, el hombre se ha habituado a vivir bajo el
supuesto de que "quien no tiene, no es". Nuestra sociedad consumista
ha enfatizado cada vez más esto, llevándonos a anhelar lo que no tenemos, a
buscar ser quienes no somos: en pocas palabras a vivir frustrados. La verdadera
felicidad está en SER quien eres; nuestro valor está en que todos somos únicos
e irrepetibles y, a la vez, en que compartimos la misma naturaleza.
Aquí, un buen
ejercicio para empezar hoy mismo a poner en práctica estas reglas: "Estar
presente, permitiendo y observando".
Objetivo: Regresar al aquí y ahora; estar cada vez
más presentes; nos permite reconocer nuestra experiencia y facilita la
asimilación de emociones y experiencias conflictivas. *Conéctate con tu
respiración (esto te regresa al cuerpo, al aquí y ahora); analiza cómo te
sientes estando presente mientras observas como inhalas y exhalas; si viene
algún pensamiento o emoción permítelo y déjate estar presente mientras sucede,
sin seguirlo. Empieza haciendo este ejercicio durante 10 minutos diarios y
trata de ir incrementando su duración", indica Menéndez.
*Es importante que procures
traer tu atención a las experiencias en las que estás menos presente, en
las que estás siendo reactivo, como por ejemplo: mientras comes, mientras te
bañas, mientras te lavas los dientes, etc. Son actividades diarias que te
pueden permitir entrenarte a estar más presente. Permítete hacer cada
movimiento de manera lenta, lo suficiente como para que seas consciente de la
acción, en lugar de realizarla en automático, y observa que sientes, qué
piensas, cómo estás respirando", finalizó Menéndez.