lunes, 11 de octubre de 2010

Cuando te enamoras de un hombre menor que tu: Placeres y consecuencias

Por Maibort Petit

El amor no tiene edades. Cuando surgen los sentimientos que nos elevan a otros niveles, y sentimos que las mariposas empiezan a revolotear en nuestros estómagos, buena parte de los seres humanos no andamos pensado en el calendario   o pendiente de las partidas de nacimiento.

Suele suceder, sin embargo, que cuando una mujer se siente seducida por un hombre menor que ella, empieza a cuestionarse a si misma, por lo que la sociedad podría pensar de ella.

Ser una "asalta cunas" no es calificativo que para nada atrae, y muy por el contrario, espanta a cualquiera, razón por la cual muchas mujeres dudan en establecer relaciones con parejas más jóvenes por temor al que dirán, o a entusiasmarse demasiado con un amor que probablemente no durará mucho.

Ana Gómez es un fiel ejemplo de una mujer que no se sintió segura, desde el inicio de la relación, del amor que le profesaba José Villalobos. Recién llegada a Miami, Ana visitó a su amiga Mónica con quien compartía, además de una carrera (ambas eran diseñadoras), un gran amistad y experiencias de amores en su natal Caracas. Ana había estado dos veces a punto de casarse, pero a última hora, se había visto obligada a suspender sus compromisos. Esas dos experiencias la habían marcado y tenía temor al amor. No obstante, ese día que visitó a Mónica en la casa de su tía, conoció al primo de su amiga,  un apuesto y simpático joven, que se caracterizaba por su sentido del humor, la humildad de su carácter, y en buena medida, una tristeza oculta en sus ojos. En ese primer encuentro, José  conversó largo y tendido con Ana, y la hizo reír. Ana se fue muy gratamente sorprendida de aquella casa. Días después, regresó a ver a Mónica, pero en el fondo, también quería ver a José. Ana disfrutó, una vez más, las conversaciones amenas, llenas de bromas y de historias cómicas. Aquel segundo día, Ana sintió una atracción hacia aquel chico que tenia 10 años menos que ella. En unas semanas, Ana y José ya eran amantes, y con la pasión de dos seres que habían permanecido solos por mucho tiempo, se entregaron con locura en uno al otro. Mónica  se había sorprendido de lo rapido que habían marchado las cosas entre su amiga y su primo. Ana, vivía una experiencia increíble y empezó a involucrarse sentimentalmente. Confesó a Mónica, entonces, sus miedos. "No me puedo enamorar de un hombre 10 años amas que yo, me siento como una vieja asalta cunas", dijo, sin embargo, en unos meses formalizaron la relación, y posteriormente se casaron. Ana se sintió feliz por un año, pero al segundo año de matrimonio, las diferencias de edad empezaron aparecer, y lo que era normal y divertido para José no tenía gracia para Ana. La pareja que no le dio importancia a la edad, empezó a sentir que había limitaciones y que no compartían los mismos gustos. Al cabo de algunos meses, y tras frecuentes discusiones y conflictos se empezaron hacer daño mutuamente.  Todo terminó en un divorcio y en lamentaciones. Afortunadamente no hubo hijos en la relación.
Luego de varios meses Ana le confesó a su amiga Mónica que definitivamente se había dado cuenta lo difícil que era convivir con un hombre cuya diferencia de edad era de 10 años. Son dos generaciones con ambiciones diferentes, comentó.

Un caso exitoso

Contraria a Ana, Sofía Verter si logró permanecer casada con  Jorge Londoño que tiene 13 años menos que ella. Se conocieron en un curso de ingles, y se amaron desde el primer momento. Ella tenía 34 anos y él 23. Sin importar el que dirán y la negativa de la familia de Jorge, ambos tomaron la decisión de unir sus vida y de tener familia. 3 hijos y un matrimonio de más de 12 años confirman, en este caso, la tesis que el amor no tiene edades, cuando los sentimientos son verdaderos. "No hay por qué pensar en el calendario cuando se encuentra la pareja perfecta, el alma gemela "aseguro Sofía que quiso compartir su historia positiva con nosotros.

Amor libre...la moda

Por Maibort Petit

Cuando se habla de amor libre, de amor sin ataduras, sin complicaciones ni reclamos, se esta hablando de una relación -única y exclusivamente- sexual, en la que se puede mezclar un poco de amistad pero no mucho, porque los sentimientos pueden influir en que en el compromiso de evitar COMPROMETERSE como pareja.
Mi amiga Lisa acaba de salir de una relación de amor libre, que duró aproximadamente 3 meses. Ella me cuenta que Rubén, a quien conoció por intermedio de una amiga, empezó a insinuarle sobre los beneficios que tenía el amor libre en el chat de Facebook. Ella sin pensarlo mucho, y por seguirle la corriente, le dijo que ella estaba al tanto, que pensaba que en estos momentos, donde hay un rechazo al compromiso, esa era la mejor vía para evitar la soledad y romper la rutina, aunque sea por unos minutos.

 Así, Lisa, dio luz verde para que Rubén empezada a frecuentarla y tras algunas conversaciones, vinos y bailadas, dieron inicio a una relación donde estaban prohibidas las preguntas, los reclamos, los horarios, los compromisos. No había mañana, solo ya, ni horarios, ni sentimientos, solo el momento. Lisa entró a la moda, y mentalmente se repetía a diario que ese hombre que se deslizaba por sus sabanas, que ese amante que se coleaba en su cama era sólo un ahora.

Con las semanas, Rubén ya era parte de la vida de Lisa, dormían juntos varios días a la semana, se bañaban, desayunaban, muchas veces cenaban o almorzaban, veían películas, disfrutaban de las fiestas y de las salidas a la playa con los amigos. Lisa se estaba acostumbrando a la presencia de Rubén con quien disfrutaba al máximo cada encuentro sexual, y cada minuto. Sin embargo, estaba prohibido sentir en esa relación pues previo acuerdo, ambos habían dado su palabra que no habría drama, y que solo era amor libre.
Lisa, al contrario de Rubén, día a día y sin quererlo, empezó a enamorarse, a sentir, a necesitar de la presencia de su amante, a querer pensar en un mañana, a reclamar su ausencia, a llamarlo por teléfono y a pedirle explicaciones. Tras un viaje de unas semanas al exterior, Rubén regresó y se consiguió que Lisa ya no era la misma chica que le había prometido amor libre, que le reclamó su ausencia, y le pidió un poco de respeto y de seriedad, a lo que Rubén respondió: "Pensé que estábamos claros desde el principio, cero reclamos, cero compromisos, cero sentimientos...solo un disfrute del ya".
Lisa le pidió que se alejara para siempre, lo cual él hizo con mucho placer. Lisa se quedó frustrada de su primera relación de amor libre, llena de ganas de amar a Rubén que se fue para nunca más volver. Ambos no se encontraron más y Lisa quedó convencida que si bien ella quiso jugar a la moda del sexo sin sentimientos, sus valores tradicionales de familia le impedían jugar el rol que  se impone en las sociedades modernas, cuando se habla de relaciones adultas, maduras y pero sobre todo, libres.
Las mujeres y los hombres que asumen relaciones etiquetadas como amor libre, deben de atrofiar cada sentimiento que fluye naturalmente, para evitar que de aflore y se ponga  de manifiesto, en aras de conservar los encuentros sin compromiso. Para una mujer, cuya naturaleza es sentir, le resulta bien cuesta arriba mantenerse en la última moda de los amores...tarde o temprano termina sintiendo, y por ende, queriendo y deseando un compromiso que esta vedado desde el principio. 

Enamorarse de un hombre casado y salir viva de la relación

Por Maibort Petit

En estos tiempos de libertad y de sexo sin tabú, muchas mujeres han roto las barreras que antes impedían enamorarse, o simplemente, mantener relaciones casuales con hombres casados. Probablemente, tu estas en la enorme lista de féminas que prefieren una pareja casada, con la que solamente tengas algunos encuentros o salidas en las que disfrutas al máximo, pero en la que esta prohibido pensar en un futuro.
Salir con los casados es hoy en día una moda. Los hombres casados poseen, para muchas, una especie de magneto que las atrae como el azúcar  a las hormigas.
Si se esta clara en que este relación sólo para relajarse, no hay ningún problema, pues se disfruta en momento, con toda la intensidad y la energía, y mentalmente se tiene fija la idea de que ésta puede ser la última vez". En ese caso no hay sentimientos, ni amor, ni un "te extraño". Es simplemente un relax, un ahora.
Lo que sucede con este tipo de relaciones es que en un principio, funcionan de maravilla, se disfrutan y se desean, pero llegado un tiempo de ese disfrute inicial, la mujer empieza a desarrollar esos sentimientos que la llevan a sonar, a pesar en un mañana, a sentir, a extrañar, a querer estar con esa "pareja prohibida" las noches, los fines de semana, los días de fiesta, y  hasta las vacaciones. Ese tiempo que la mujer empieza a querer compartir con su amado, esta prohibido pues su pareja esta obligada con su esposa y su familia.
Es en ese momento que la mujer empieza a sufrir las consecuencias de su decisión de salir con un hombre casado, del cual seguramente se enamoró y  cuya presencia empezó a desear de manera permanente en su vida.
Ahí vienen los sufrimientos, los arrepentimientos, las lágrimas y el drama que de inmediato poner al amante casado a unas cuantas millas de distancia, que lo alejan-normalmente- para siempre. Muchas mujeres entran a la relación creyendo que con el tiempo podrán arrebatarle a la esposa su marido, que lo alejarán de la casa, y que concluirán con éxito esa aventura. Trabajan y se proponen firmemente conseguir que su amado se divorcie, en cuyo proceso se van los años, la juventud, las energías y las posibilidades de conseguirse otro amor que este menos complicado, que sea soltero y que ande buscando una relación duradera.
En conclusión, siempre y cuando la mujer sepa que las relaciones con los hombres casados son solo para gozar el momento, todo esta bien y no hay nada que lamentar, pero si en el camino del goce aparecen los sentimientos, y por ende el amor, ahí las cosas se complican y muy probablemente sobrevenga una cadena de tristezas y desamor que la llevarán a un arrepentimiento tras una ruptura abrupta producto que los casados huyen de las parejas que además del goce sexual y de las escapaditas "cuando hay tiempo" empiezan a aspirar a lo permanente, acabar con el matrimonio, a molestar a la esposa y propiciar el divorcio.